Educación en tecnología
La asignatura pendiente
Un porcentaje muy elevado de los futuros trabajadores utilizarán para su trabajo un ordenador o un dispositivo similar, como un smartphone, y en la mayor parte de los casos, ambos. Y sin embargo, hay evidencias clarísimas de que la educación en tecnología y la cultura de ciberseguridad en nuestra sociedad son desastrosas, por no decir inexistente.
La mayor parte de los usuarios desconocen los principios más básicos de la ciberseguridad, y además mantienen sus dispositivos en una situación que perjudica gravemente su rendimiento profesional. Problemas como la desinformación, las fake news, el spam, las estafas, la suplantación de identidad o el robo de información están generalizados: de hecho, lo difícil es encontrar usuarios que mantengan hábitos tecnológicos que les permitan mantener sus dispositivos en un aceptable estado de higiene.
En realidad, la ciberseguridad – entendida de manera amplia, como por ejemplo la gestión de la privacidad, la desinformación, etc – es, relativamente sencilla. Pero eso solo es así cuando deriva de una cultura de ciberseguridad, planteada y utilizada de manera cotidiana. Cuando se plantea «enseñar ciberseguridad en la escuela», se suele identificar la idea con el planteamiento de cursos específicos cuando la realidad es que la educación en tecnología debería estar incorporada de manera natural a todas las disciplinas que un alumno ve a lo largo de su educación.
¿Cómo debemos plantear la incorporación de la tecnología a la educación? Muy sencillo: incorporando tecnología a la educación. Se debe integrar ésta en todos y cada uno de los usos habituales de la educación. En el Reino Unido, por ejemplo, uno de cada cinco niños entre los tres y los cuatro años tienen su propio smartphone, que aprenden a utilizar prácticamente por su cuenta y con muy escasa supervisión gracias a un diseño cada vez más intuitivo.
Sin embargo, en las escuelas existe una ausencia prácticamente total de educación con respecto al uso de la tecnología, más allá de algún curso para usar un proceso de textos, un programa de presentaciones y una hoja de cálculo. En la mayoría de los componentes del sistema educativo, incluso se prohíben los dispositivos. Es precisamente esa dejación de responsabilidad la responsable del problema: si aprenden exclusivamente por su cuenta, o con los consejos de otros niños de su edad… ¿realmente esperamos que se desarrolle una cultura en tecnología y en ciberseguridad o de uso mínimamente responsable?
Prohibir los smartphones en los colegios es una irresponsabilidad social: condena a la sociedad a aprender algo tan fundamental como la tecnología por su cuenta, algo sin sentido y peligroso. De hecho, es responsable de que tengamos sociedades cada vez más desinformadas, más ignorantes y víctimas claras de ciberestafas y ciberdelitos de todo tipo. Y lo son, simplemente, porque el sistema educativo ha renunciado a enseñarles.
Constantes reformas del sistema educativo, pero ninguna se preocupa de lo verdaderamente relevante: preparar a las personas para moverse bien en el ecosistema tecnológico en el que les ha tocado vivir.
Fuente: https://bit.ly/3A8aO6B