La revolución del trabajo que prometía la pandemia…finalmente no podrá ser
Con un tercio de los trabajadores de las principales ciudades norteamericanas de vuelta en sus oficinas, todo lleva a pensar que la supuesta revolución del trabajo que prometía la pandemia y el advenimiento del teletrabajo se está convirtiendo cada vez más en un espejismo del que solo van a beneficiarse, al menos por el momento, los más privilegiados.
La lectura final es que tras más de dos años de pandemia y confinamientos en casa, lo que permanece va a terminar siendo que el teletrabajo solo va a beneficiar a aquellos que, por el tipo de trabajo que desarrollan, por su capacidad de elegir dónde quieren trabajar y por sus posibilidades de modificar sus casas para poder trabajar en ellas, se pueden permitir imponer sus condiciones.
Algunos podrán trabajar con total independencia de lugar físico, otros pasarán a hacerlo alternando trabajo en casa y oficina, y otros, simplemente, volverán a sus condiciones de trabajo antes de la pandemia.
En la practica, todo confluye al hecho de que las compañías que más nivel de libertad ofrezcan, serán capaces de atraer al mejor talento independientemente de su localización física, y acaben por convertirse en los mejores sitios para trabajar, los más deseables y los que concentran a los trabajadores más cualificados. Esta se convertirá en el único resquicio de la citada revolución del trabajo que prometía la pandemia.
